miércoles, 8 de septiembre de 2010

El triunfo del esfuerzo

Tantos días sin dar señales de vida hacen pensar que en el verano, el teórico descanso que nos acomoda en nuestra playa de ensueño, hace de los bien pensantes seres agotados en el reposo y deja que el sueño, el cansancio o la simple desesperación, acabe convirtiéndonos a los humanos en simples espectros de lo que somos el resto del año, amparándonos en un cansancio desmesurado, fruto de la intensidad de nuestro día a día. Así sería, así debería ser.


Pero el mundo de la cooperación es un mundo extraño y los seres que en él se reúnen también.

No somos dueños de nuestro tiempo, y las necesidades hacen que, de una forma algo extraña, los eventos, los acontecimientos, nos venzan y hagan que nuestro supuesto cansancio se convierta en un grito de dolor, pero tras ese grito, de nuevo fuerzas renovadas y de nuevo a intentar seguir trabajando para lograr los objetivos marcados, a cambio de renuncias personales que a cada uno de los participantes del sueño Okume agradezco de forma especial.

Cuantos acontecimientos, en general positivos, sucedieron entre el mes de Julio, Agosto y los escasos días que llevamos hasta alcanzar el ocaso del verano.

Primero Guinea. Con sangre, sudor y lágrimas logramos el objetivo. Gracias a nuestro presidente, Don Simplicio Nsue, como principal actor de este suceso, ya podemos decir que la escuela de Okume en Ntobo, a siete kilómetros de la ciudad de Bata, es una realidad.
Quedan dos flecos que en breve nos desplazaremos a resolver, pero los niños están esperando con ansias la apertura del centro escolar. 
Cierto es que no importan los inconvenientes que hemos tenido si al final el objetivo se resuelve, pero cuando se trabaja unido, cuando el objetivo es claro, cuando la ilusión es permanente, parece que podamos superar cualquier cosa, incluso a veces la desesperación. 
Espero en breve poder colgaros las fotos de decenas de niños escolarizados, sabiendo que esto no es el final de nada, sino un hermoso inicio de algo que se prolonga más allá de nuestra esencia, y que el trabajo continuará, y que en unos pocos años al mirar atrás y recordemos nuestras dificultades, sólo podamos sonreir.

Segundo punto, Senegal. Gracias a siete cooperantes divididos en dos grupos, las cooperativas sanitarias y de curtidoras están reforzadas hasta el punto que, las señoras costureras, nos proponen poder vender productos Okume con su trabajo, con la sonrisa que implica el poder vivir dignamente cada día gracias al fruto de su trabajo, al fruto de un esfuerzo común.

Tercer punto, Camerún. Gracias al dinero recaudado en los eventos de Martorell, podemos asegurar el proyecto durante tres años, con la ayuda inestimable del Ayuntamiento de la ciudad a la que doy las gracias por creer en nosotros, pero esto no acaba aquí. Okume ha recibido la donación de un local en Yaundé, capital de Camerún, para inciar la puesta en marcha de su primer dispensario médico en la zona que pretende, junto a las autoridades del país, ser un centro de referencia en el tratamiento de paludismo en niños menores de diez años. Todo depende de unos euros, y estoy seguro que lo conseguiremos, pues el viento resulta favorable y entre todos logramos mucho y el esfuerzo es compensado.

Cuarto punto, Burkina Fasso. Se desplazaron a Barcelona las autoridades sanitarias del país para hablar con nosotros y existe el compromiso de que una cooperativa local dirigida por mi amiga Madame Songo, pueda iniciar los trámites para enviar la ambulancia móvil y suponemos que a inicios del 2011, nuestro proyecto tendrá forma.

Y por último Nepal… pero de eso ya hablaremos, pues es una propuesta… de ilusión, de un grupo de niños en un orfanato sin nada ni nadie que les ayude y que como todo en la vida, la casualidad que no existe me llevó a contactar de forma indirecta con ellos... intentando aumentar sonrisas.


Jordi Seuba

Salut i força

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